martes, 31 de julio de 2012

FRACASO

El fracaso no esta bien visto en nuestra sociedad.
Lo cierto es que invertimos una gran cantidad de recursos en ocultarlos o en el mejor de los casos en maquillalos.
Cuánto tiempo invertimos, dentro de nuestras organizaciones, en tratar de explicar de manera "convincente" a nuestros superiores, los errores acontecidos en lugar de dedicar todos nuestros esfuerzos a establecer medidas eficaces para evitarlos en el futuro.
Cuántas veces los ocultamos sin dar la oportunidad de que sean conocidos y/o debatidos por el resto de departamentos de nuestra organización.
Quizás sea en lo más profundo de nuestro sistema educativo donde hay que buscar el origen a este problema (y también la solución).
Toda nuestra formación se ha basado en memorizar contenidos, que luego eran evaluados mediante un rígido sistema de exámenes basado en la ambivalencia del correcto o incorrecto.
Además, siempre teníamos a la figura del profesor, poseedor de la verdad absoluta, para solucionarnos cualquier duda o error que pudiéramos cometer.
Pero en la vida real no hay un profesor a quien preguntar la respuesta correcta. Nuestra sociedad va a tal velocidad (gestión del cambio) que muchas veces necesitamos encontrar respuestas (innovar) a problemas que ayer no existían.
Ésto implica que no podamos diseñar procesos en los que no se contemple el fracaso como una posibilidad.
En este sentido, son interesantes las propuestas de Tim Harford, economista y prestigioso columnista del Financial Times, estableciendo lo que algunas empresas llaman FailFaire.
Una especie de día del fracaso en el que los distintos departamentos de las organizaciones exponen al resto de compañeros sus fracasos con el objetivo de que estos no vuelvan a repetirse.

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